A un paso de Izki Golf… pueblos monumentales llenos de encanto, pequeñas bodegas familiares y grandes edificios vanguardistas, viñedos entre los que pasear y recuperar la calma perdida…

Rioja Alavesa, entre bodegas

Dos claros accidentes geográficos marcan sus límites al norte y al sur. Al norte, la muralla natural de la Sierra de Cantabria y la Sierra de Toloño. Al sur, el río Ebro, la separa de la vecina comunidad autónoma de La Rioja. Rioja Alavesa se beneficia de un microclima peculiar y especialmente favorable para el cultivo de la vid. La Sierra de Cantabria protege a Rioja Alavesa de las influencias cantábricas y de sus fríos y húmedos vientos. La orientación sur de los viñedos, los convierte en secos y cálidos permitiendo que la cepa aproveche mejor el calor y sus vinos sean de una calidad excelente.

Los romanos se establecieron en Rioja Alavesa por su clima y su orografía. Durante la Edad Media perteneció al Reino de Navarra, y finalmente fue anexionada al Reino de Castilla en el siglo XV. Existen numerosos vestigios de la antigüedad. Un claro ejemplo es el poblado de la Hoya donde encontramos un importante yacimiento arqueológico prerromano. Abarca un extenso período de más de mil años, desde la Edad del bronce hasta finales de la Edad del Hierro, siendo uno de los núcleos de población más importantes de la etnia celtibérica de los berones. Fue descubierto de forma casual en 1935 y ha sido objeto de amplios y prolongados programas de excavación.

Cultura del vino

Aquí, los pueblos medievales son como islas en un mar de viñedos interminables. Aquí, vino y cultura son sinónimos. Pueblos medievales y espectaculares viñedos se unen al disfrute de los sabores y aromas del vino. Es una auténtica delicia perderse por las calles bien trazadas de las villas de Rioja Alavesa, unidas entre sí por pintorescas callejuelas repletas de palacios y casas de piedra blasonadas. Una tierra donde sus gentes viven por y para el vino. Patrimonio cultural, dólmenes, spas de vinoterapia, almazaras, el aceite de oliva, bodegas con hotel, hoteles de diseño, alojamientos rurales, pequeños hoteles con encanto en edificios singulares…

Rioja Alavesa es además un destino paradisíaco para los amantes de la vitivinicultura con más de 11.500 hectáreas de viñedo. El vino marca la vida y la historia de muchas villas de Rioja Alavesa. Algunas de sus bodegas presentan al visitante estilos arquitectónicos de vanguardia, como las bodegas de Riscal de Gehry o la de Ysios de Calatrava. En cada bodega, los bodegueros te mostrarán los secretos de la elaboración del vino. Porque aquí es donde nace y se cría el vino, aquí es donde mejor sabe.